domingo, 25 de diciembre de 2016

El Hombre de Kennewick


Reconstrucción facial del Hombre de Kennewick.


El ADN del Hombre de Kennewick, el esqueleto de un hombre adulto de hace 8500 años que se encontró en 1996 en Washington (Estados Unidos), está más estrechamente relacionado con las poblaciones nativas americanas que con cualquier otra población en el mundo, según un estudio comparativo internacional realizado por científicos de la Universidad de Copenhague, Dinamarca, y la Escuela de Medicina de la Universidad de Stanford, Estados Unidos.

El hallazgo, que se describe en Nature, desafía un estudio de 2014 que concluyó, con base en los datos anatómicos, que el llamado Hombre de Kennewick estaba más relacionado con los pueblos indígenas de la Polinesia o japoneses que los nativos americanos. El estudio es probable que reavive una disputa legal de larga data con respecto a la procedencia del esqueleto y su destino final.

«Mediante el uso de ADN antiguo, hemos sido capaces de demostrar que el Hombre de Kennewick está más estrechamente relacionado con los nativos americanos que cualquier otra población –destaca el investigador postdoctoral Morten Rasmussen–. Debido a la controversia masiva en torno a los orígenes de esta muestra, la capacidad para hacer frente a esto será de interés para los científicos y los miembros de la tribu».

Rasmussen es el autor principal del artículo sobre la investigación, cuyo principal investigador es Eske Willerslev, del Centro GeoGenetics de la Universidad de Copenhague. Rasmussen comenzó el estudio en el Centro de GeoGenetics y completó el análisis de las secuencias de ADN en Stanford, en colaboración con Carlos Bustamante, profesor de Genética.

El esqueleto, conocido como el Hombre de Kennewick, se llama el Anciano de los Grupos Nativos Americanos. En 2004, cinco tribus americanas nativas del noroeste del Pacífico solicitaron la repatriación de los restos, pero el proceso se detuvo para permitir una mayor investigación sobre los orígenes del esqueleto.

Ahora, un estudio genético exhaustivo de los pequeños trozos de ADN antiguo de un hueso de la mano del esqueleto refuta las conclusiones del estudio de 2014. Los investigadores utilizaron lo último en aislamiento del ADN y técnicas de secuenciación para seleccionar y analizar el ADN del esqueleto.

«Aunque la preservación exterior del esqueleto estaba impoluta, el ADN de la muestra fue altamente degradado y dominado por el ADN de las bacterias del suelo y otras fuentes ambientales», describe Rasmussen. «Con el poco material que teníamos disponible, aplicamos los métodos más nuevos para extraer información de cada pieza del hueso», relata.

Los investigadores compararon las secuencias de ADN del esqueleto con las de los nativos americanos modernos y concluyeron que, aunque es imposible asignar al Hombre de Kennewick a una tribu en particular, está estrechamente relacionado con los miembros de las tribus confederadas de la reserva Colville en Washington.

Willerslev y Bustamante son bien conocidos por sus estudios de ADN antiguo y recientemente han publicado el genoma de un niño pequeño, conocido como el Chico Anzick, enterrado hace más de 12.000 años en Montana. Ese estudio mostró que el menor estaba también muy relacionado con los grupos nativos americanos modernos, en particular los de América del Sur y Central. En 2012, Bustamante y sus colegas utilizaron el ADN de 5300 años de edad de la momia llamada Otzi para mostrar que el hombre probablemente procedía de la isla mediterránea de Cerdeña en lugar de los Alpes, donde se encontró su cuerpo.

«Los avances en la tecnología de secuenciación de ADN nos han dado nuevas e importantes herramientas para el estudio de las grandes diásporas humanas y la historia de las poblaciones indígenas. Ahora estamos viendo su aplicación en nuevas áreas, incluyendo la medicina forense y arqueología», subraya Bustamante.

«El caso del Hombre de Kennewick es particularmente interesante dado los debates en torno a los orígenes de las poblaciones nativas americanas. El trabajo de Morten se alinea perfectamente con la historia oral de los pueblos originarios y presta un fuerte apoyo a sus reivindicaciones. Yo creo que el análisis de ADN antiguo podría convertirse en una práctica habitual en este tipo de casos, ya que puede proporcionar medios objetivos para evaluar tanto la ascendencia genética como la relación de las personas que viven y las poblaciones de hoy en día».

Fuente: Europa Press. 20 de Junio de 2015.


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